En los últimos meses he estado reflexionando acerca de lo acostumbrados que estamos a vivir  en estrés. Entramos en estados de angustia porque tenemos plazos que cumplir y sentimos que no nos da la vida. Queremos cumplir con lo que se espera de nosotros, con lo que esperamos de nosotros mismos. Me he dado cuenta que solemos ser nuestros jueces más duros y lo que es peor: nuestros propios verdugos.

Hemos normalizado estas actitudes hasta el punto en que no hacemos nada para salir de esos estados, se vuelven parte de nuestro día a día y nos roban energía.

En este artículo les traigo una lista  de herramientas sencillas para salir de estados de angustia, desintoxicar tu mente y alimentar tu espíritu que nos comparte Phoebe Lapine en su libro «Bienestar total»

1. Crea una microrrutina matutina
   Hay días en lo que a pesar de lo bien asentados que estén nuestros hábitos, tenemos más prisa de lo habitual. En lugar de saltarte tu ritual matutino, haz una versión abreviada. Para Phoebe son 5 minutos de meditación o escribir 3 cosas por las que está agradecida.
2. Practica el mindfulness a diario
   Enfócate en estar presente en tus actividades diarias: cuando te lavas los dientes, cuando te bañas o cuando manejas hacia el trabajo.
   En lugar de hacer tu actividad en automático concéntrate en todo lo que ocurre en ti cuando realizas dicha actividad.
   Por ejemplo cuando manejas: ¿cómo estás agarrando el volante? ¿hay tensión en tu cuerpo? ¿qué es lo que hay en el camino? ¿habías notado que hay muchísimos topes?  ¿Cómo es la sensación del aire en tu cara? ¿Cómo estás sentada, tu espalda está recargada en el asiento?
3. Crea afirmaciones:
   Las afirmaciones te permiten impregnar el día con el poder de la positividad. Puedes escribir tus metas en un lenguaje propositivo y leerlas cada mañana. Por ejemplo: «Terminaré mi artículo sobre el estrés hacia el final de la semana y el proceso será alegre y fluído»
4. Usa un brazalete de quejas:
   Cuando una amiga de Phoebe, Sarah, pasó por un periodo oscuro en su vida, su madre le regaló un brazalete rojo para sacarla de los momentos de negatividad. Cada vez que Sarah se quejaba debía de cambiarse el brazalete de muñeca.
   Cambia el brazalete de muñeca cuando tengas pensamientos autolesivos o  monólogo internos de duda.  Es un buen recordatorio físico para reventar el globo del pesimismo antes de que tenga oportunidad de sofocar tu espíritu.
5. Realiza una acto aleatorio de amabilidad:
   La generosidad, quizá por ser hermana de la gratitud, se asocia en gran medida con una mejor salud mental y con la longevidad. Puedes incorporar pequeños actos de amabilidad en tu día a día. Deja una nota afectuosa en un espacio público o en un libro que te hayan prestado, sonríele a la gente cuando camines , dona las cosas que ya no uses y estén en perfecto estado.
6. Cuida algo:
   Al igual que otros actos de generosidad, cuidar de otro ser vivo puede centrarte, ser gratificante y darte un sentido de vida. Eso pasa cuando tenemos una mascota, pero se puede lograr con algo tan sencillo como una flor. En un estudio, pacientes alojados en una residencia a quienes le dieron la responsabilidad de cuidar una planta, exhibieron  menores índices de mortalidad.
7. Desactiva notificaciones del celular:
   La estimulación constante del mundo moderno nos genera más estrés del que creemos. Sin embargo, a un nivel más tangible, todos conocemos esa sensación que nos produce que el celular vibre o emita un pitido para anunciar las exigencias externas. Cambia la configuración de tu correo para que sólo se actualice de forma manual, desactiva las notificaciones de redes sociales, deja de revisar tus notificaciones cada 5 min y destina tiempo en las mañana y tardes para dejar el celular en modo avión.

8. Cocina comida reconfortante:
   La comida casera puede darte el combustible anímico y físico que necesitas para llevar una vida más sana y feliz.  Además te permite poner tu propia definición de nutrición en un plato y compartirla con otros, pero sobre todo te permite ser generosa contigo misma.

La inquietud mental alimenta interminablemente los problemas físicos y viceversa así que más vale «aprender a tomar vitaminas para el alma» (Phoebe Lapine)  incorporando prácticas que nos ayuden a traer más calma a nuestra vida.

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Hasta pronto 🙂